Cuando
ya pensaba que tenía que poner todo mi esfuerzo en preparar un libro
sobre Psicología Evolutiva y Naturalismo Filosófico le da a mi
mente (demente insurgente) por volver a leer a Rubén Darío y no
contento con eso comprar otros libros más sobre su prosa
periodística (algo excelso y único) y su legado poético. Pensaba
entonces y pienso ahora que una obra futura sobre lo que ya sé sobre
Göngora podría imprimirse junto con una segunda parte dedicada a
Rubén Darío. Ambos son las dos grandes revoluciones del idioma que
uno conoce como «español».
De modo que ahora tengo otro libro por
escribir, junto con el de Azaña y Ortega, el de Santayana, el de
Mozart, la serie propia de mi Opus (que va por el IV, en proceso). No me quedan horas en el día pero esto es lo que realmente
me hace sentir vivo, alegre, feliz, vocacionalmente motivado. Me
preguntaba el otro día un amigo por qué escribía el futuro libro sobre
Psicología Evolutiva y Naturalismo Filosófico en inglés. No tuve
respuesta más que esta: porque así le gustaba a mi mente. No es
algo premeditado. Me siento igual de seguro en inglés que en
español, aunque en este segundo idioma, por ser el materno, pueda
explayarme más y jugar con más vocablos. En inglés me voy a la
yugular, al tema, al núcleo del argumento y me ando menos por las ramas.
Con el tiempo prefiero estar bajo el árbol y a la sombra que arriba
enramado y enredado. Cuestión de gustos, de tiempo, de feeling.
De
modo que sigo con Darío...
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